Por el lado positivo, el desplome de las materias primas anticipa una mejora en las cifras de inflación, algo que con toda probabilidad se verá en los datos que se vayan publicando correspondientes al mes de junio.
Si continúa, este movimiento restará presión a la Reserva Federal para que suba los tipos de interés. Así lo descuenta el mercado con profundas caídas en los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU., con el de 10 años ya por debajo del 2,80%, tras alcanzar recientemente un 3,50%.
Se trata de un gran movimiento para el mercado de renta fija impulsado por la compra de bonos como activos refugio debido al temor de los inversores a una crisis económica.
Las actas de la Fed que se publican hoy puedan arrojar alguna luz sobre las intenciones de la Reserva Federal, pero el dato pierde importancia ya que no recoge el cambio de escenario que se ha producido en los últimos días, con un enfoque más hacia la desaceleración económica que a la inflación.
Ayer, sin embargo, los datos sobre los pedidos de fábrica mostraron un aumento considerable, lo que indica que la economía estadounidense sigue estando lejos de la recesión prevista por muchos analistas económicos.
Por lo tanto, la incertidumbre todavía sigue siendo alta. Lo que parece ser más cierto es que la inflación ha llegado ya a su pico y que los tipos de interés no vayan a subir tanto como se anticipó un mes atrás, lo que debería ser una buena noticia para los mercados bursátiles, al menos parcialmente.
Así lo demostró ayer el índice Nasdaq, que mientras los otros dos principales índices de Wall Street cayeron, el primero logró recuperarse de las pérdidas iniciales y se mantuvo en positivo. Las mejores expectativas sobre la inflación y, sobre todo, los menores tipos de interés del mercado benefician a las empresas tecnológicas que componen el índice.
En Europa, sin embargo, la situación fue diferente. El temor a un corte de suministro de gas por parte de Rusia y las graves consecuencias que podría tener para la economía alemana se extendió en el mercado y empujó al índice DAX alemán un 2,6% a la baja al cierre europeo.
Y este pánico se reflejó en la cotización del euro. Rompió los recientes mínimos de 1,0360 y se dirigió a la zona de 1,02, acercándose a la paridad con el dólar. Este movimiento preocupará al Banco Central Europeo, dadas las consecuencias inflacionistas de un euro débil.
El mercado estará muy pendiente de las posibles declaraciones que los miembros del BCE hagan estos días en este sentido. Lo más probable es que las subidas de tipos de interés de 50 puntos básicos que espera el mercado se lleven a cabo independientemente de los malos datos de la economía europea, entre otras razones, porque pueden servir para frenar la caída del euro.
Fuentes: Bloomberg, Reuters