El dato del Índice de Precios al Consumo de Estados Unidos que se publicó ayer sorprendió al mercado al alza. El IPC interanual del mes de agosto fue del 8,3%, inferior al del mes de julio, pero dos puntos por encima de la cifra prevista por los economistas.
Sin embargo, la mayor sorpresa vino de la mano del IPC subyacente, que subió al 6,3% en agosto, frente al 6,2% del mes anterior, rompiendo una tendencia a la baja que se mantenía desde el pasado abril.
La reciente caída del precio de las materias primas, sobre todo de los destilados del petróleo como la gasolina, ha hecho que la cifra del IPC baje, pero en el IPC subyacente se excluye este componente, junto con los precios más volátiles de los alimentos, lo que lo convierte en un indicador de precios más estructural.
La subida del IPC subyacente indica una resistencia a la caída de la inflación, que ya se ha transmitido a los demás componentes del índice y proporciona argumentos para que la Reserva Federal continúe con subidas de tipos de interés altas en sus próximas reuniones.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense se dispararon con una subida de veinte puntos básicos en la parte corta de la curva (bonos a 2 años) y con los de 10 años cerca del último máximo del 3,49% alcanzado en el mes de junio. Con esta enorme subida de los tipos de interés en el mercado y con expectativas fundadas de que la Reserva Federal continuará sin descanso su escalada de subida de tipos, el dólar estadounidense ganó un gran impulso.
El par USD/JPY ya se encuentra a poca distancia del máximo reciente en 145,00, a pesar de que las autoridades económicas japonesas han expresado su desacuerdo con la depreciación excesiva y desordenada del yen. Lo mismo ocurrió con el par EUR/USD, que se desplomó literalmente desde los 1,0160 hasta situarse de nuevo por debajo de la paridad.
Pero los movimientos más dramáticos tuvieron lugar en los mercados bursátiles, que durante los últimos días se habían beneficiado de las expectativas optimistas sobre la evolución de la inflación. La cifra publicada ayer supuso un golpe fuerte para las bolsas, que ya temen subidas desmesuradas de tipos de interés, que, de producirse, tendrán un impacto negativo en los principales stocks, especialmente los tecnológicos.
Por esta razón, el índice Nasdaq sufrió una pérdida superior a un 4%, la mayor caída después de la que se produjo tras el discurso de Powell, y deshizo más de la mitad de los avances de los últimos cuatro días.
Fuentes: Bloomberg, Reuters