Los mercados han comenzado la semana con un alto nivel de volatilidad. Además de la insistencia de los oficiales de la Reserva Federal en subir los tipos de interés tanto como sea necesario para acabar con la inflación, las turbulencias en el mercado británico tras el anuncio del Gobierno de un plan de aumento del gasto junto a una reducción de impuestos han influido en el sentimiento general de riesgo de los mercados.
Tras el sorpresivo anuncio del nuevo gobierno del Reino Unido, el bono británico a 10 años experimentó la mayor subida de rendimiento de toda su historia, alrededor de 40 puntos básicos. El bono británico se desplomó como consecuencia a un plan fiscal que, según los inversores, ponía en peligro la estabilidad financiera del Reino Unido, especialmente teniendo en cuenta el lento crecimiento de la economía y la subida de los tipos de interés.
La libra esterlina cayó hasta 1,0350 frente al dólar, un nivel que no se veía desde 1985, lo que obligó al Banco de Inglaterra a emitir un comunicado, dando a entender al mercado que podría intervenir para frenar este movimiento. Finalmente, no ocurrió nada en este sentido. Aun así, se espera que el Banco de Inglaterra suba los tipos de interés en 100 puntos básicos en su próxima reunión de noviembre, sin descartar una intervención directa en el mercado si vuelve la volatilidad de la libra.
En resumen, el mercado está experimentando una volatilidad que algunos oficiales de los bancos centrales no dudan en calificar de disfuncional tanto en el mercado de renta fija como en el de divisas.
Independientemente de los acontecimientos en el Reino Unido, que siguen siendo preocupantes y pueden repercutir en los mercados globales, gran parte de los desequilibrios provienen de la excesiva fortaleza del dólar estadounidense debido a la agresiva política monetaria de la Reserva Federal.
Los bonos del Tesoro estadounidense siguen siendo vendidos con fuerza, y el bono a 10 años ya se acerca al 4%.
Ayer se publicaron las cifras de ventas de viviendas nuevas y de confianza del consumidor en EE.UU., ambas positivas y mejores de lo esperado, teniendo un efecto negativo de los índices bursátiles. Estos días, los buenos datos económicos se consideran malas noticias para los mercados, ya que refuerzan la determinación de la Reserva Federal de continuar con agresivas subidas de tipos de interés.
Sólo un cambio en el tono de los bancos centrales podría aliviar las tensiones del mercado, a lo que podrían contribuir unas cifras de inflación más bajas, como las publicadas este viernes, o un aumento de la tasa de desempleo. Aunque es posible que la economía muestre serios signos de desaceleración, no es el caso por el momento, al menos en Estados Unidos.
Fuentes: Bloomberg, Reuters