La acción subió un 3% tras el cierre de la sesión.
Las sombrías expectativas que han estado rondando por el mercado sobre un descenso significativo en los resultados empresariales en medio de una desaceleración aguda y una caída de la demanda, se desvanecen poco a poco.
Los índices de Wall Street volvieron a tener una jornada de ganancias, del 1,55% en el caso del tecnológico Nasdaq. Lo más significativo es que técnicamente empiezan a dar señales muy positivas, superando niveles técnicos de referencia.
El Nasdaq ya ha superado el nivel de 12.233, que es el 0,618% retroceso de Fibonacci de la pata bajista que comenzó a principios de junio. Ahora se encamina hacia la zona de 12.947, el máximo anterior que marca el punto por encima del cual técnicamente acabaría el mercado bajista iniciado a principios de año.
Ahora, todo está contribuyendo a que el sentimiento de riesgo de los inversores mejore. Por un lado, las expectativas de inflación han caído bruscamente; como mostraron las cifras de la Universidad de Michigan la semana pasada, los precios de las materias primas han caído, en algunos casos, a niveles anteriores a la crisis.
Por otra parte, las subidas de los tipos de interés de la Fed ya están descontadas en el mercado con una cierta posibilidad de que no sean necesarios unos tipos de interés tan altos como se había anticipado.
Pero hoy, toda la atención estará puesta en la reunión del Banco Central Europeo. Los índices europeos cayeron ayer a la espera de este evento. A diferencia de la Reserva Federal, el BCE se enfrenta a una situación más complicada. Sin cambiar aún los tipos de interés, el BCE está presionado para que abandone una política monetaria excesivamente acomodaticia, de tipos de interés cero, con la mayor inflación de las últimas décadas. El euro amenaza con perder la paridad con el dólar y caer a mínimos históricos.
El BCE necesita una acción firme para poder calmar a los mercados; una subida de 25 puntos básicos probablemente no sea suficiente. Pero para comenzar con las subidas de 50 puntos básicos, primero debe convencer a los mercados con medidas específicas para evitar que los bonos de países periféricos se resientan. Lo que viene llamándose una fragmentación, esto es, que sean vendidos con fuerza por los inversores, y el spread entre sus rendimientos y el bono alemán (que se toma como referencia) se amplíe por encima de lo que es habitual.
Si esto ocurriera sería visto como una crisis de deuda europea, y el euro volvería a estar bajo una gran presión.
Todo está en manos del BCE en su reunión de hoy. Una correcta comunicación al mercado además de decisiones firmes que inspiren confianza, será la clave para evitar la agitación del mercado.
Fuentes: Bloomberg, Reuters