La dinámica de los precios del viernes fue sólo una prolongación del efecto que produjo la reunión anterior de la Reserva Federal y la creciente creencia de que Powell va a presionar en exceso a la economía con subidas de tipos de interés y llevarla hacia una recesión. Mientras que la acción tuvo lugar principalmente en el mercado de bonos.
El bono estadounidense a 10 años alcanzó niveles de rendimiento del 3,89% antes de caer abruptamente hasta cerrar en el 3,69%, posiblemente porque los inversores empiezan a ver valor en la renta fija a estos niveles y porque los bonos actuarían como activos refugio si se cumplen las peores previsiones económicas.
El mercado de renta fija está experimentando movimientos de enorme envergadura y poco habituales. Son similares a los observados en el bono británico a 10 años, que experimentó el mayor aumento de la rentabilidad de su historia, hasta el 3,84%, después de que el nuevo Gobierno anunciara medidas de reducción de impuestos y aumento de gastos.
En resumen, un mercado desordenado con una volatilidad muy superior a la normal denota el alto grado de incertidumbre del mercado, en gran parte causado por la reacción de los bancos centrales. En particular, la respuesta de la Reserva Federal a la inflación amenaza con una política monetaria muy restrictiva que podría llevar a la economía a una crisis.
En definitiva, un mercado desordenado con una volatilidad muy por encima de lo normal que denota el alto grado de incertidumbre del mercado, en gran medida provocada por la reacción de los bancos centrales. En particular, la respuesta de la Reserva Federal a la inflación amenaza con una política monetaria muy restrictiva que podría llevar a la economía a una crisis.
Los índices de Wall Street cayeron casi un 2% el viernes, mientras que el dólar experimentó un gran impulso alcista, poniendo en peligro la estabilidad del mercado de divisas y el equilibrio comercial. Un ejemplo de ello fue la intervención del Banco de Japón, que intervino en el mercado por primera vez en años para frenar el debilitamiento de su divisa.
El oro se desplomó alrededor de 27 dólares como consecuencia de la fortaleza del dólar y de la subida de los tipos de interés de mercado. La disminución de las expectativas de inflación a causa de la desaceleración económica tampoco sirvió de apoyo a la caída del precio del oro. Esto contrasta con la agresividad de los discursos de los bancos centrales sobre sus intenciones de política monetaria.
El mercado de materias primas también experimentó una gran volatilidad. La mayoría de las materias primas, como el cobre y el petróleo, están presionados a la baja debido a las políticas monetarias restrictivas y a la perspectiva de economías más débiles en el futuro próximo.
Desde el punto de vista de análisis técnico, el petróleo WTI ya ha confirmado la ruptura del soporte mayor en 85,25 y se dirige hacia el soporte intermedio en 76,50, por debajo del cual el próximo objetivo se sitúa en torno a 64,80.
Fuentes: Bloomberg, Reuters