Las cifras que se publicaron ayer en Estados Unidos de ventas minoristas y el índice manufacturero de la Fed de Philadelphia sorprendieron al alza.
Aunque es cierto que en el caso de ventas minoristas algunos economistas apuntaban ya en este sentido por la recuperación de ventas de automóviles.
En cualquier caso, los datos fueron mucho mejores que lo esperado con unas ventas minoristas de agosto subiendo un 0.7% contra un pronóstico de caída de -0.8% y con el índice de la Fed de Philadelphia que se disparaba al alza hasta 30.7, muy por encima del 17.7 pronosticado.
Estos buenos datos contrastan con el sentimiento general del mercado del día anterior que se movía en el modo de risk-off o aversión al riesgo provocado por miedo a una desaceleración global de la economía tras los débiles datos de producción industrial y de ventas minoristas de China.
Estamos por tanto en un escenario de mercado en el que los sentimientos cambian de un día para otro dominado por la incertidumbre y sobretodo muy dependiente de las cifras económicas que se publican, tanto los indicadores adelantados como los datos de empleo sin olvidar a los de inflación.
Y en esta misma línea se movieron los mercados, como una auténtica montaña rusa con cambios bruscos en ambas direcciones.
Con estos indicadores tan optimistas, las rentabilidades de los bonos del tesoro americano se movieron al alza rápidamente hasta alcanzar los niveles que tenían antes de publicarse la cifra de inflación con el Tnote llegando hasta 1.35% y por esta razón los índices bursátiles norteamericanos se movieron abruptamente a la baja para luego recuperar todo o casi todo el terreno perdido a medida que se acercaba el final de la sesión.
DowJones 30 llegó a perder casi un 1% y terminaba el día con caídas menores de un 0.30%, aunque es cierto que los cierres cada vez se alejan mas de la zona de resistencia de 34.750. El movimiento no deja de ser lateral con ligero sesgo bajista, pero con interés comprador en correcciones. Todo va a depender de lo que nos cuente la Reserva Federal en la reunión que mantendrá la semana próxima.
Pero si los mercados bursátiles se movían arriba y abajo sin definir una tendencia clara, en el mercado de divisa los traders no tuvieron duda y compraron el dólar con fuerza. Con un dólar fuerte y los yields de los treasuries al alza, el oro se desplomó experimentando la mayor caída de las últimas semanas.
El oro se alejaba con este movimiento de la banda de cotización de los últimos días entre 1780 y 1790 y con una caída de 40 $ se acerca a la zona de primer soporte de 1730. Su evolución futura va a depender casi exclusivamente del dólar USA y/o de los yields de los bonos del tesoro americano.
Fuentes: Bloomberg.com, reuters.com